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Sobre el destino de Ludmila y su hijo Edik

Ludmila Prokaeva tiene 56 años. Después de treinta años de consumir drogas inyectadas ha decidido terminar con su pasado, pero al unirse a un programa de metadona se enteró que está enferma de SIDA. Ahora, cuando la enfermedad está en su fase culminante, Ludmila decidió comenzar un blog en un intento de arreglar aunque sea algo, para confesarse ante la gente, abrir su nombre y persona, contar sobre lo que pasó, y alertar a otros para que no repitan su camino.

El segundo héroe del blog es Edik, el hijo de Ludmila. El nombre no es real. El no se decidió a revelar su verdadera identidad. Ha pasado junto a su madre por todo el tortuoso camino de su historia y ya está acostumbrado a omitir su pasado, pues la sociedad es cruel con las personas que sufren de la adicción a las drogas y sus seres queridos. Las vicisitudes no solo han formado su personalidad, sino que han provocado numerosos complejos y problemas psicológicos. La gran ternura a su madre está mezclada con un sentimiento de vergüenza por su pasado. Pero ha logrado sobreponer su amor través del cinismo y la crueldad de la realidad que lo rodea, aunque no tiene fuerzas para enfrentarse a la posible pérdida de su ser más querido. Quedando solo, se verá obligado a construir su futuro en el fundamento endeble que ella le dejó como herencia. Encontrase a sí mismo en este mundo y olvidar el pasado será una meta que a él le parece inalcanzable.

Los últimos meses de su vida Ludmila los ha dedicado a su socialización. Ella intenta ayudarle a comenzar una vida independiente, sin apenarse de su pasado y sin temor al futuro. Ella busca consejos, pide asistencia a los médicos, psicólogos, habla francamente sobre su vida, para alertar sobre sus errores cometidos, aunque su hijo no acepta ayuda de gente que no conoce. Refuta los consejos de gente extraña para él y no ve una salida del problema. Ludmila entiende que no podrá abandonarlo con su conflicto interior, pero las condiciones de su propia salud están en un punto tan crítico, que posiblemente no tendrá tiempo para socorrerle…